Los depósitos a plazo son ofrecidos generalmente por los bancos y te aseguran una ganancia si dejas tu dinero por un tiempo determinado.

Imagina que tienes una alcancía, pero en lugar de guardar tu dinero ahí, se lo das al banco y le dices: “Voy a dejar mi dinero aquí por un tiempo, y no lo voy a tocar.” El banco te promete que, al final del tiempo que acordaron (pueden ser meses o años), te devolverá tu dinero ¡y un poquito más!

Imagina que una empresa es como una pizza. Cada trozo de la pizza es una acción. Si tú compras una rebanada, ahora eres dueño de esa parte de la pizza. Mientras más rebanadas tengas, más grande es tu parte de la pizza.

Cuando la empresa gana dinero o crece, el valor de tus acciones puede aumentar, y si la empresa decide repartir ganancias, puede darte una parte de ese dinero (que se llama “dividendo”). Sin embargo, si a la empresa no le va bien, el valor de tus acciones puede bajar, y podrías perder parte del dinero que invertiste.

Es como ser parte de un equipo: cuando al equipo le va bien, todos ganan, pero cuando no les va tan bien, todos pierden un poquito.

Así es como existe un riesgo a la hora de invertir, el cual es muy importante considerar. 

El poder del tiempo en las inversiones es algo muy importante y puede hacer una gran diferencia en el monto en que crece tu dinero. Mientras más tiempo dejes tu dinero invertido, más puede crecer gracias al interés compuesto.

Te invitamos a hacer el ejercicio en el simulador de aquí arriba. Puedes ver cómo al aumentar los años, las ganancias empiezan a crecer mucho más.