Las vacaciones son para desconectarse de la rutina, descansar y compartir momentos en familia. Pero ese tiempo no dura para siempre: el verano termina y las clases empiezan, y la transición de regreso a la rutina escolar puede generar ansiedad en niños y niñas. Como adultos, tenemos la oportunidad de anticiparnos a estos desafíos y transformar la planificación en una herramienta para brindarles tranquilidad y confianza en lo que viene.
Reconocer lo positivo: un punto de partida
Antes de enfocarnos en la vuelta a clases, podemos detenernos y recordar las experiencias que hicieron especial este tiempo de descanso. ¿Hubo días de juego sin horarios? ¿Tardes de películas en familia? ¿Algún hito, como aprender a andar en bicicleta o descubrir un nuevo hobby?
Identificar estas vivencias no solo nos permite cerrar las vacaciones con una mirada positiva, sino que también nos ayuda a rescatar elementos que pueden ser útiles para la vuelta a la rutina: la paciencia, la curiosidad y la capacidad de disfrutar el presente.
La planificación como clave para la tranquilidad
Con estos aprendizajes en mente, podemos anticiparnos a los desafíos del regreso a clases y convertir la transición en un proceso más ameno:
Un regreso en equipo
La vuelta a clases no es solo un cambio para los niños, es una adaptación para toda la familia. Enfrentarlo juntos, desde la comprensión y la planificación, permite transformar la ansiedad en confianza y seguridad. ¿Lo mejor? La emoción de lo vivido y aprendido en el verano se extiende más allá de las vacaciones y acompañan a nuestros hijos todos los días.
Desde el Programa Haciendo Escuela, queremos que este inicio de clases puedas prepararte y sentirte acompañado por otros padres que han pasado por situaciones similares. Por eso, creamos una sección especial en donde encontrarás relatos y consejos prácticos para afrontar los desafíos del nuevo año escolar. Además, al final de la página, podrás compartir tu propia historia para ayudar a otros padres.
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